Los expertos de los Grupos de Trabajo del Copa y la Cogeca estiman que en 2024 la cosecha comunitaria de cereal será escasa, estable en el caso de las oleaginosas y favorable para las proteaginosas, si bien la situación podría empeorar.
Producción cerealista
La producción cerealista en los 27 Estados miembro de la UE debería alcanzar los 257,3 millones de toneladas (-4,7% en comparación con la cosecha de 2023).
Producción de oleaginosas
Se espera que la producción de oleaginosas caiga un 1%, alcanzando la cifra de 31,9 millones de toneladas.
Proteaginosas
La situación de las proteaginosas, sin embargo, debería de mejorar: su producción aumentará un 13% hasta alcanzar los 3,9 millones de toneladas.
Se prevé que en este 2024 también caiga el rendimiento de los cereales en un 1,2%. Si a ello le sumamos que la superficie de cultivo se ha reducido un 3,5%, el resultado de la cosecha será inferior al de 2023.
Cabe destacar un notable descenso en el caso de la producción de trigo (-6,3%) y de cebada (-9%), si bien se estima que el maíz se mantenga estable con tan solo una pequeña reducción del 0,5% y un ligero aumento en el caso de la avena, del 21,2% concretamente.
Distribución geográfica de la producción
En cuanto a la distribución geográfica de la producción, ha caído en la mayoría de los países del norte (Alemania, Bélgica, Dinamarca y Francia), del centro y del este del continente.
Esa reducción a veces ha llegado a tener consecuencias negativas, como es el caso de Polonia, que ha perdido 3 millones de toneladas, o el de Francia, con 9 millones menos, lo que no se puede compensar siquiera con el gran aumento de la producción en España en comparación con 2023 (3 millones de toneladas más).
Todo ello hace que 2024 no solo se sitúe por debajo de 2023, que ya de por sí tampoco fue un año especialmente positivo, sino también muy por debajo de la media quinquenal (un 8,4% menos, para ser exactos).
Este panorama no parece que vaya a mejorar durante los próximos meses, sobre todo, teniendo en cuenta las predicciones meteorológicas y la imposibilidad de trabajar en el terreno. Como consecuencia, se ha pospuesto la siembra, lo que hace que los cultivos sean especialmente sensibles a las condiciones climáticas de las próximas semanas.
En líneas generales, la superficie de cultivo de las oleaginosas se mantiene relativamente estable, puesto que solamente cayó un 1,6%.
Hubo una sutil mejora del 0,7% en el rendimiento, y si se compara con las cifras de 2023, la producción sigue siendo un 1% menos.
Todo ello se debió, principalmente, a la reducción tanto de la superficie sembrada como del rendimiento de la colza.
Aun así, respecto a la media quinquenal, 2024 es un año positivo, con un aumento del 6,3%.
Aunque la situación individual de los Estados miembros se mantiene uniforme, no podemos pasar por alto el caso de España. Ha experimentado un aumento del 50% interanual que se justifica con los pésimos resultados de 2022.
Si se compara con las cifras de otros países, la caída que ha sufrido Polonia ha sido bastante vertiginosa (un 15% menos interanual).
Las proteaginosas están en un buen momento excepto en Francia, donde se espera una reducción interanual del 16% a causa del rendimiento.
La situación podría cambiar drásticamente en las próximas semanas, que serán decisivas tanto para las oleaginosas como para las proteaginosas y los cereales.
