Ecologistas reclaman al Gobierno una reforma integral en el desarrollo del sector primario

Greenpeace considerar “insostenible” el actual sistema

paisaje

EFEAGRO. La organización ecologista Greenpeace ha anunciado este jueves su intención de reclamar al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación una reforma integral en el desarrollo del sector primario por considerar «insostenible» el actual sistema.

En una conferencia de prensa celebrada en Vilagarcía de Arousa (Pontevedra), donde Greenpeace han acudido con su buque ‘Arctic Sunrise’, representantes de la organización han advertido que el actual desarrollo del sector primario «prioriza la producción industrial destructiva frente a la de bajo impacto».

Sus principales demandas se centran en proteger las rías ante la contaminación y defender la pesca artesanal, el marisqueo y la acuicultura extensiva tradicional.

Greenpeace espera remitir el próximo lunes una carta al ministro Luis Planas con las peticiones recogidas por el sector primario, con representantes pesca artesanal y marisqueo, agricultura y ganadería, durante la gira que el ‘Arctic Sunrise’ ha efectuado por Euskadi y Galicia.

España, según este colectivo, es líder en la Unión Europea en cuanto a capturas de pescado y su flota cuenta con 8.613 embarcaciones, el 78 % de ellas de artes menores.

A pesar de ello, un 70 % del pescado que se consume en España es importado y del procedente de las costas españolas, solo un 10 % es de pesca artesanal.

En Galicia es la comunidad con mayor número de capturas debido a que tiene casi 50 % de la flota española, y cuenta con 4.225 barcos, de los 3.764 son de artes menores.

La organización no gubernamental de defensa del medioambiental apunta que la pesca artesanal, el marisqueo y la acuicultura tradicionales, son actividades «mucho más sostenibles» que otros métodos de explotación de recursos marinos y, en estos momentos, «sufren una crisis de considerables dimensiones».

Sostienen que «especialmente significativa y preocupante» es la caída en la producción marisquera, a lo que suman la disminución de los permisos de explotación, la falta de relevo generacional, el peso creciente de la industria o la introducción de especies foráneas.

Además, a la contaminación de origen urbano o industrial «se suma cada año con mayor intensidad los efectos del cambio climático», según Greenpeace, que aumenta la temperatura del mar y su acidificación o provoca cambios en los patrones de corrientes, vientos y lluvias.

Agricultura

Sobre la agricultura, Greenpeace alerta de la crisis que atraviesa el sector por la subida de los costes, la competencia desleal de productos importados o los grandes márgenes de beneficio de intermediarios y mayoristas frente a los bajos precios que perciben los productores.

Esta situación, a juicio de esta organización, se agrava por las elevadas cargas burocráticas y las «graves y crecientes consecuencias» que sufren debido a la crisis climática y de biodiversidad.

«Los mercados, las ayudas y las leyes apoyan a los más grandes, mientras que la pequeña y mediana agricultura, se ve desplazada y abocada a la industrialización, o al cierre», han subrayado desde Greenpeace.

La carta que Greenpeace remitirá al ministro incluirá la petición de ampliar hasta un 30 % las aguas nacionales bajo protección o incrementar, de acuerdo con el sector, la red de reservas marinas allí donde sea recomendable por la sobreexplotación de los recursos pesqueros.

Luchar contra el furtivismo y la contaminación para proteger la pesca artesanal, el marisquero y la acuicultura tradicional, abordar la problemática del relevo generacional o impedir la instalación en la costa de industrias contaminantes estará también entre sus peticiones.

Los ecologistas quieren además que las normativas de vertidos y vaciado de embalses sean «más exigentes», que se elabore un plan de restauración ecológica de las rías o incluir las enfermedades o lesiones relacionadas con el marisqueo en la seguridad social.

Ley de agricultura familiar

En materia de agricultura y ganadería, Greenpeace reclama una nueva ley de agricultura familiar que incluya un «acceso justo» a la tierra a los jóvenes agricultores y un mayor apoyo técnico y económico para una transición agroecológica.

Además, pide reducir el uso de fertilizantes y plaguicidas sintéticos, no otorgar autorizaciones para nuevos regadíos intensivos o limitar al menos cinco años la apertura o ampliación de proyectos de ganadería intensiva, diseñando un plan para reducirla en un 50 % en 2030.

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