El responsable de Vino de UPA, Alejandro García-Gasco, participó recientemente en el grupo de Diálogo del Vino de la Unión Europea, donde expuso el escenario actual del sector vitivinícola de los principales países productores.
García-Gasco dejó patente la reducción de producción de esta campaña, del 10 %, datos similares a los de 2017; en concreto 148 millones de hectolitros.
Por países, Italia ha tenido una reducción del 23 % y España del 21 %, mientras que Francia ha visto incrementada su producción en un 8 %.
Afirmó que son datos “preocupantes, como lo es el dato récord de stock de 180 millones de hectolitros; 86 millones para el vino blanco y 94 para tinto”.
Ante esta situación, desde Francia se ha planteado el arranque, tanto definitivo como temporal, de 100.000 hectáreas de viñedo, algo que muchos viticultores castellano-manchegos comienzan a reclamar debido al momento que atraviesa el sector. Y es que son muchos los viticultores que ya han decidido cambiar el cultivo a otro tipo de leñosos.
Desde UPA han manifestado su preocupación a Bruselas, debido a un consumo a la baja y unas existencias de vino considerables.
La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Castilla-La Mancha insiste en denunciar que no existen herramientas para aliviar la crisis de rentabilidad del sector, algo que la organización agraria lleva años avisando.
“Existe preocupación más que razonada ante la falta de herramientas del sector; lo llevamos reclamando años, por eso pedimos a la Consejería de Agricultura la convocatoria del sector del Vino de Castilla-La Mancha para poner sobre la mesa todas estas cuestiones y, sobre todo, soluciones y alternativas” afirma García-Gasco ante la próxima campaña, el 1 de agosto.
Advierte que la situación es “muy complicada. De hecho, si seguimos así, tendremos que pedir arranques definitivos con prima, porque la gente se está yendo a otros cultivos, abandonando el sector o, incluso, arruinándose”.
Control de rendimiento y grado
UPA apuesta por el control efectivo de la limitación de rendimientos de las uvas sin una calidad diferenciada, (18.000 kg/ha para uvas tintas y 20.000 kg/ha para blancas), así como una apuesta por la calidad con la limitación de 9º Baumé.
