Los cultivos leñosos acaparan la atención de inversores y agricultores

Expertos y agricultores se reúnen en la primera convención profesional sobre cultivos leñosos para explorar tendencias y oportunidades

pistachos

Caspe (Zaragoza) ha acogido la Primera Convención Profesional sobre Cultivos Leñosos organizada por Juan Vilar Hernández, de Vilcon y Alberto Giner Ollés, de Vimar Equipos S.L. La Convención abordó temas críticos sobre la explotación de los cultivos leñosos y el encuentro reunió a agricultores, inversores y family offices.

Olivo, pistacho y almendro

La Convención se realizó en un contexto de auge de los cultivos leñosos en el país. Durante el evento se abordaron temas como la superficie de cultivo, la producción, la demanda, la oferta y los precios, con un enfoque especial en el olivo, el pistacho y el almendro.

En la última década, la superficie dedicada a cultivos leñosos ha aumentado un 9%, alcanzando 5,31 millones de hectáreas, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA).

Este incremento se refleja especialmente en el pistacho, con un crecimiento del 1.978%. El almendro ascendió un 30% y el olivar un 7%.

En esta perspectiva, en la ponencia sobre el Precio de la tierra y evolución de superficie en los distintos cultivos e importancia del agua el fundador de Cocampo, Regino Coca, subrayó que: “con base en lo datos, el interés de los inversores está puesto en Extremadura, Castilla la Mancha y Aragón para el cultivo del pistacho, el olivar y el almendro”.

Además, destacó que: “los grandes inversores son aceleradoras de la transformación del campo. Disponen de los recursos, pueden experimentar y favorecen el progreso”.

Se resaltó que los agricultores, inversores y family offices forman un equipo poderoso que impulsa la innovación, la sostenibilidad y el progreso en el sector agrícola. Su colaboración y compromiso son fundamentales para garantizar un futuro alimentario seguro, equitativo y sostenible para las generaciones venideras.

El pistacho, el cultivo de moda

Durante la Convención, se dedicó un apartado especial al análisis del mercado de la almendra, el pistacho y el aceite de oliva, productos clave en el sector de los cultivos leñosos. Estos cultivos no sólo representan una parte significativa de la producción agrícola, sino que también son fundamentales para la economía rural y las exportaciones del país.

En 2020, España produjo aproximadamente 1.2 millones de toneladas de aceite de oliva, siendo el principal productor mundial. Respecto al pistacho, la producción del país ha aumentado en la última década, pasando de alrededor de 5.000 toneladas en 2010 a más de 20.000 toneladas en 2020.

El pistacho ha sido uno de los cultivos leñosos que más ha crecido en la última década, con un aumento del 1.978%. Este crecimiento se debe a la alta demanda tanto en mercados tradicionales como emergentes, donde el pistacho es valorado por su sabor y propiedades saludables.

La oferta ha intentado mantenerse al día con la creciente demanda, pero la producción de pistachos conlleva un tiempo considerable hasta alcanzar su máxima productividad.

Los precios del pistacho han sido atractivos para los productores, pero también han mostrado fluctuaciones debido a la competencia global y las variaciones en la cosecha anual. No obstante, el pistacho sigue siendo una inversión atractiva para los agricultores que buscan diversificar sus cultivos.

El sector ha captado la atención de inversores debido a su rentabilidad y sostenibilidad. La previsión a largo plazo es alcanzar las 240.000 hectáreas en España en las próximas décadas, posicionando al país como un líder en la producción de pistacho en Europa.

La necesidad de profesionalización

En la convención se enfatizó la necesidad de profesionalizar todos los segmentos de la actividad agrícola y agroindustrial. Los expertos señalaron que una mayor profesionalización podría mejorar la eficiencia, la productividad y la sostenibilidad del sector.

También, se destacó que la tierra sigue en manos de personas físicas y autónomos: los agricultores, quienes realmente conocen sus fincas y sus tierras. Su experiencia y conocimiento son insustituibles. Los agricultores entienden las particularidades de sus tierras y saben cómo adaptarse a los cambios climáticos y a las variaciones del mercado.

Se reconoció que cualquier proceso de profesionalización debe respetar y valorar el papel central de los agricultores. Es fundamental que las políticas y estrategias para la modernización del sector incluyan a estos actores clave, proporcionándoles el apoyo necesario para adaptarse a nuevas prácticas y tecnologías. Esto puede incluir capacitación, acceso a financiamiento y la creación de redes de apoyo para compartir conocimientos y experiencias.

Reto de sostenibilidad en la agricultura

El sector agrícola está inmerso en un cambio profundo, y para que sea sostenible, se enfrenta a retos significativos. Es esencial alimentar a una población creciente con cada vez menos suelo disponible, ya que la superficie agrícola se está reduciendo constantemente. En este sentido, la convención subrayó la importancia de adoptar enfoques para involucrar en estos cambios productivos a las miles de familias que dan de comer.

Se abordó el tema sobre cómo los participantes pueden colaborar para hacer frente a los desafíos actuales y futuros de la agricultura, garantizando un futuro sostenible y próspero para todos los involucrados.

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