Destacan el valor medioambiental y económico del eucalipto

Como un gran aliado en la absorción de CO2, que, en ningún caso, debe sustituir a la flora autóctona peninsular

El eucalipto forma parte del paisaje peninsular desde hace siglos y aunque convive con especies autóctonas como el alcornoque, el pino o la encina en perfecta armonía, de forma recurrente se cuestiona su compatibilidad e incluso se pide por parte de algunas entidades su catalogación como especie invasora, señalan desde la Asociación de Productores Onubenses de Madera (APOM).

Algo que es completamente incierto, puesto que esta especie no coloniza nuevos territorios de forma natural. Estas campañas lanzadas desde la confusión muestran además una completa desinformación sobre la naturaleza, gestión y el valor de una especie arbórea que no sólo tiene una gran importancia desde el punto de vista económico, sino que, además, como demuestran diversos estudios, contribuye decisivamente a la absorción de CO2 (0,57 Tn CO2/pie a los 20 años y 4,87 Tn CO2/pie a los 40 años, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica) y, por tanto, ayuda a controlar el calentamiento global y otros perjuicios derivados de la contaminación y el impacto de la actividad humana. En definitiva, contribuye a mitigar el cambio climático.

Valor medioambiental

Por tanto, lo cierto es que el eucalipto es un árbol de indudable valor medioambiental y un gran aliado en reforestaciones de terrenos con fuertes pendientes, terrenos matorralizados y rocosos, entre otras circunstancias.

Además, también, de propiciar importantes reservorios de regeneración natural de especies autóctonas, que, sin la presencia del eucalipto, no hubiesen tenido posibilidades de supervivencia.

El último informe del IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático) señala que una forma eficaz de prevenir los daños del efecto invernadero pasa por reemplazar los combustibles fósiles por energías renovables, algo a lo que el eucalipto contribuye como fuente de biomasa. Pero antes, durante su vida, habrá servido para capturar CO2 y para restaurar territorios por medio de la forestación y la reforestación, propiciando la retención de los terrenos y evitando desprendimientos, y albergando también vegetación autóctona.

En este sentido, la Asociación de Productores Onubenses de Madera (APOM), desde su apuesta por la gestión forestal sostenible y ordenada, considera que el eucalipto debe comenzar a contemplarse de forma objetiva y sensata como un aliado frente a los problemas medioambientales que estamos padeciendo, además de como una fuente de riqueza y empleo en las zonas donde se desarrolla su gestión para posteriores usos, bien como materia prima para productos de uso común (madera, papel…) o como fuente de biomasa.

Todo ello, siempre primando la conservación del arbolado autóctono y característico de la Península Ibérica, especialmente el ecosistema de dehesa, tan valioso desde un punto de vista natural, cultural y económico para nuestra provincia, pero desgraciadamente, carente de regeneración natural que garantice su preservación, debido a la “seca” de la encina y el alcornoque, y otros factores relacionados.

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