¿La España rural se despoblará o arderá antes? Antonio Gómez Olmos. Editor de agroclm

incendio

Decenas de incendios calcinan miles de hectáreas de la denominada ahora España rural o vaciada en un mes de julio con temperaturas rondando, o por encima, de los 40 grados. Las llamas han llegado incluso a zonas con diferentes protecciones medioambientales.

La mayoría de responsables políticos achacan estos incendios al socorrido (y existente) cambio climático.

Los que saben de verdad, los expertos, afirman que el éxodo rural masivo vivido desde mediados del siglo XX es la principal causa de los devastadores incendios que asolan España, considerando un error centrar los esfuerzos en la extinción en lugar de en la prevención.

El abandono de la actividad rural ha conllevado que los campos hayan sido colonizados por unos bosques que han crecido sin control ni mantenimiento y sobre los que, en muchos casos, no se puede actuar porque están en áreas protegidas, como los parques nacionales o naturales.

“Fuego va a haber siempre y cuantos más árboles tengamos más riesgo habrá. El abandono del campo por falta de rentabilidad ha hecho que se recuperen muchos bosques”, según el presidente de la organización de certificación forestal PEFC-Internacional y decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas.

Los próceres de la dictadura ecologista y sus múltiples lobbies llevan años intentando acabar con la agricultura, la ganadería o la caza en España, en pro de otros intereses. Intentando por una parte convertir el país en un secarral, con la prohibición y limitación de riegos, y por otra, en un macro zoológico al aire libre con millones de lobos que campen a sus anchas y diezmen la cabaña ganadera; conejos híbridos que devoren cosechas; fauna mayor deambulando por carreteras y otras vías fuera de sus hábitats naturales y bosques desbocados, intocables, sagrados, que, desgraciadamente, están siendo devorados por el fuego.

Pero mientras no se gastan medio euro en prevención de incendios forestales, no dejan realizar prácticamente acciones humanas en estas zonas ni invierten en estas áreas protegidas y, finalmente, aplican leyes lasas a los imputados por provocar incendios intencionados.

La prevención siempre es rentable, incluso económicamente hablando, cuanto más si se refiere a vidas perdidas, hábitats destrozados, fauna muerta o huida, paisajes desaparecidos, memorias colectivas arrasadas…

A fuerza de echar a los pobladores de las zonas rurales de sus lugares de nacimiento y residencia conseguirán todo esto. Mientras, las diversas administraciones llevan el 5G o energías renovables a aldeas perdidas, con el consiguiente beneficio para las empresas instaladoras.

Es mucho más sencillo, quieren poder vivir de su ganado, que no sea aniquilado irremediablemente por depredadores sin recibir compensación alguna por ello; quieren vivir de sus cultivos, que no se los zampen conejos del tamaño de canguros modificados genéticamente para alimento de otra fauna; quieren poder vivir de los bosques y sus actividades paralelas; quieren carreteras y trenes que acerquen sus pueblos a los núcleos de población y faciliten el turismo rural; quieren colegios para los cuatro muchachos y muchachas de cada municipio o aldea; quieren una atención médica de calidad y, sobre todo, quieren vivir donde han nacido o elegido residir y no morir quemados en el intento.

 

 

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