¿Qué es y cómo afecta la Altica o Cuquillo de la Vid?

En documentos del Ministerio de Agricultura de hace casi 70 años ya se advertía sobre este insecto

Hace varios días unos agricultores de la zona de Socuéllamos (Ciudad Real) grabaron un video con presencia de un insecto de color verdoso en sus viñas. Se trataba de la Altica de la Vid, también llamada Cuquillo.

Es un insecto conocido en España desde antiguo, y uno de los más presentes en el viñedo nacional, pues sus ataques se registran con variable intensidad en cuarenta provincias, donde se le conoce con las denominaciones de azulita, pulguilla, roe, escarabajo y escarabajuelo, en La Mancha; pulga y pulguilla, en Ávila; pulgón y coquillo, en Almería; corocha (la larva), en Badajoz; animaló, en Baleares; escarbató, en Castellón; escarbató y saltiró, en Cataluña; coco, en León; cuquillo, en Madrid y Soria, o  blaveta, en Valencia.

Así lo recogía ya el ingeniero agrónomo Aurelio Ruiz Castro, en marzo de 1952, en las Hojas Divulgadoras del Ministerio de Agricultura, que señalaba que “a principios de la primavera aparecen unos escarabajillos (estado adulto del insecto) de coloración vercíosa, más o menos azulada, con reflejos metálicos y cierto aspecto lampiño; en esta fase de su vida mide alrededor de cuatro milímetros de longitud por dos de anchura máxima, y como detalle interesante de su anatomía merece citarse el engrosamiento de las patas posteriores, que explica su especial aptitud para el salto y que justifica el nombre de pulguilla o pulga  de la vid, con que vulgarmente, y con mayor acierto, se conoce al insecto”.

La aparición de éstos es escalonada y pronto empiezan a comer, acoplándose con frecuencia hasta el final de su vida, que se prolonga de dos a tres meses. Durante este período se nutren vorazmente de la tierna vegetación de la vid, cribando las hojas con numerosos agujeros. Pronto se inicia la puesta de huevecillos, que depositan en placas o grupos sobre ambas caras de las hojas, sin mostrarla especial preferencia que manifiestan por el envés de la misma cuando se eleva la temperatura y el insecto busca la protección de aquéllas. El número total de huevos que pone una hembra durante su vida excede el medio millar, si bien esta fecundidad de la generación invernante se reduce mucho en las sucesivas. Añadía que al poco tiempo del nacimiento se ennegrece el cuerpo, pero se observa la primitiva coloración al estirarse en sus movimientos.

Ruiz Castro advertía hace 68 años que las nuevas generaciones evolucionan durante el verano y, a mediados de septiembre, los adultos de la última suspenden su vida activa y buscan los refugios donde pasar el invierno, para aparecer en los primeros días de la siguiente primavera. Como lugares de invernación se citan los más diversos escondrijos: corteza de las cepas, hojas secas, hendiduras de muros, malezas, vegetación espontánea de los ribazos, árboles de hoja perenne, etc. Este insecto se desarrolla mejor en medios templados y algo húmedos, por cuya razón en las primaveras lluviosas se multiplica notablemente. Los vientos y elevadas temperaturas del verano causan bastante mortalidad de larvas jóvenes.

Métodos para combatirlo

En marzo de 1952 citaban como sistema de defensa la sustitución de los refugios naturales, donde el insecto pasa el invierno, por otros dispuestos especialmente, para concentrarlos en sitios conocidos y proceder a su destrucción, así como la aplicación de productos insecticidas, como el sulfato de cobre arsenito o arseniato de composición estable.

Hojas Divulgadoras del Ministerio de Agricultura, marzo de 1952

 

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